sábado, 30 de abril de 2011

Somos eternos.



A veces tengo entre mis manos
a la joya que detiene el tiempo
Acaricio al viento con una mirada
pasiva y serena.
Se llenan mis ojos de agua
mientras escucho el sonido de la lluvia caer
sobre el asfalto
y entonces me pienso:

Yo no soy ni la que era, ni la que seré..
Soy el fuego que se inflama en mis adentros.
Soy la energía que inunda la casa.
Soy el verbo.
Soy la vida.
La palabra que se vuelve silencio
para reconocerse a sí misma
para convencer a mi ser que de el emana
la más dulce y espontánea alegría.
El asombro de lo cotidiano..
La estátua erguida a mi costado
y su disimulada sonrrisa.
La canción de despedida en el bar de la esquina
y la memoria que aún la recuerda.
Los besos.. Las caricias..
Aquella anciana que entreabre su sombrilla
me conduce hasta las líenas de mis manos
Y me pregunto entonces
por la raíz, por los frutos,
y por el semillero de sueños
que habrá de chocar contra mi pecho
cuando no exista más la pretensión, la prisa.

A veces tengo entre mis manos
a la joya que detiene el tiempo
acaricio al viento con una mirada
pasiva y serena.
Se llenan mis ojos de agua
mientras escucho el sonido de la lluvia caer
sobre el asfalto
y entonces me pienso:

Yo no soy ni la que era, ni la que seré..
Soy los labios rojos
que contienen un dulce beso.
Soy el sexo.
Soy la creatividad que se desborda
impaciente y consumida.
Soy la mirada fija, enardecida.
Soy el cuerpo que desea y que se rínde al tacto
sabiendo que algun día será polvo,
será ceníza.
El suspiro siempre presente
en la boca de los amantes.
El corazón dibujado en el mísmo asfalto
por donde mis piés se deteinen o caminan.
El amor como el pilar de todas las formas
que sostienen a mi vida.
Las cartas.. las coincidencias...
La esperanza de quien espera.
La suerte de quien encuentra por azár o por destino
su reflejo del otro lado.
La sangre siempre fluyendo,
reconociendo.
Y el corazón en el vientre del mundo
palpitando.