Mientras la lágrima de su pasado
deslizó tras su ventana primera
las acéras se vistieron de ocre
el sol entristeció de mil silencios
y las lunas fueron hielo en madrugadas.
El cielo se hízo agua
y el agua camino por las miradas
las noches fueron largas,
fueron tristes,
y el Invierno fué el dueño de los tiempos.
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